¿Quieres dejar de ser un felpudo? La solución no es hacerse el estrecho

Cuando un hombre comprende que se ha comportado como un felpudo durante mucho tiempo, cuando finalmente entiende que ha estado mendigando la aprobación de las mujeres, suele reaccionar haciéndose el estrecho.

Es algo normal y hasta comprensible. Incluso yo mismo lo hice cuando comencé mi proceso de mejoramiento seductivo.

¿Por qué?

Porque es el camino más fácil de seguir y, en verdad, no es necesario reflexionar mucho para comprender lo que ha sucedido: antes eras un felpudo y ahora te haces el estrecho. En otras palabras, te mueves al exacto contrario de lo que eras.

No obstante, el hecho de que sea algo común no significa que sea lo más adecuado.

Ante todo, el movimiento hacia los extremos opuestos es una tendencia que debería superarse con la virtud del punto medio.

Es decir, en vez de hacerte el estrecho (mostrar poco interés/atención) o comportarte como un felpudo (mostrar demasiado interés/atención), puedes mantenerte en el punto medio y dar la dosis justa de interés y atención.

Obviamente, al inicio es difícil saber cuál es la dosis justa. Pues bien, te lo desvelo inmediatamente.

solucion al ser felpudo

La atención justa es aquella que ofreces cuando no tienes el objetivo de mendigar su aprobación, cuando no crees que una mujer tiene un valor superior al tuyo.

Una mujer merece la atención justa, ni más ni menos. Si se comporta mal, si muestra actitudes poco respetuosas, si no satisface TUS estándares, no hay ningún motivo para brindarle atención.

Y no estoy diciendo “Hombre, debes imponerle reglas a la mujer” ¡Este tipo de pensamiento es de los años ‘50!

Tanto ella como tú deberiáis seguir ciertas reglas. Cada persona debería tener reglas bien definidas sobre lo que acepta o no de los otros.

Al contrario, muchas personas tienen miedo a quedarse solos y, por inseguridad u otras razones, dejan que los demás atraviesen constantemente estos límites y se aprovechen de ellos.

Pero regresemos al discurso de hacerse el estrecho porque ahora viene lo más interesante.

Si pasamos a un nivel de análisis superior podemos notar que no es la cantidad de interés/atención que le das a una mujer lo que marca la diferencia. ¡No!

Al final, lo que cuenta es la energía masculina con la cual ofreces la atención, el motivo del interés que estás demostrando y que se explicita a través de tu lenguaje verbal y no verbal.

En otras palabras, puedes mostrarte muy interesado por una mujer, incluso mucho más de un hombre que se comporta como un felpudo, pero aún así te considerará un hombre de verdad y generarás atracción.

¿Cómo?

Si lees este blog desde hace tiempo, probablemente ya sabes la respuesta o quizás la conoce alguna parte recóndita de ti. Si tienes alguna idea, puedes escribirla en los comentarios.

En el próximo artículo encontrarás la explicación detallada.

Marco

 

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