Cómo expresar total desinterés por una mujer y lograr atraerla

En un artículo anterior hablamos de cómo se puede analizar la seducción desde la perspectiva de la cantidad de interés que un hombre o una mujer demuestran.

Si al inicio te muestras demasiado interesado es fácil que pases por un pringado y que no logres generar atracción. Es lo que hace la mayoría de los hombres: muestra interés solo porque se encuentran delante de una mujer bella… sí, vale, a veces solo porque tiene a una mujer delante…… ¡que triste!

Pero vayamos un paso más allá, porque el análisis de la cantidad de interés que se demuestra es tan solo una visión superficial de la cuestión, es una fachada, puesto que en realidad todos mostramos en alguna que otra medida algún tipo de interés.

Obviamente, si el éxito de una aproximación se midiera exclusivamente por la cantidad de interés mostrado, el enfoque directo no podría funcionar porque con este se muestra mucho interés inmediatamente, en ese caso, siempre pasarías por un pringado.

Yo pensaba de esta forma. Cuando comencé mi camino de mejoramiento seductivo estaba convencido de que la única forma para conquistar a una mujer era usar un enfoque de tipo indirecto, mostrando poco interés y esperando a que ella mostrase su interés para después dejar ver que también yo me sentía atraído.

¡Qué estupidez colosal! En aquel momento estaba en el primer nivel de análisis.

Pero ahora nos moveremos al segundo nivel y pasaremos de la cantidad de atracción a la calidad de la atracción.

Porque existe una manera para demostrar interés de calidad: para ello la motivación que está en la base debe provenir de un núcleo de energía masculina.

¿Por qué?

Porque cuando expresas tu interés sin el objetivo de mendigar su aprobación (como hacen los pringados) sino motivado por el deseo de expresar lo que siente tu lado masculino, en ese momento resultarás atractivo.

Pongamos un ejemplo práctico.

Estoy caminando y veo a una chica guapa.

En un primer nivel de análisis, el de la cantidad de atracción, puedo, por ejemplo, usar un enfoque indirecto.

Me acerco, quizás le pregunto alguna información, continúo conversando usando la primera idea que me viene a la mente como en el ejercicio de Atracción Inmediata, y poco a poco, muestro un interés in crescendo.

No obstante, si me muevo a un segundo nivel de análisis, el de la calidad de la atracción, puedo decir lo primero que me pasa por la mente porque en ese momento es una expresión de mi lado más masculino.

Digamos que lo que sale es un “Hola, eres verdaderamente guapísima”. Se lo digo con energia masculina, se lo digo sin pensar que tengo que hacerle un cumplido para hacer que se abra, se lo digo sin que me importe todo lo demás. Por eso en ese momento es muy probable que surja la primera chispa de atracción, es decir, la curiosidad.

En ese instante se subcomunican muchas cosas; es decir, se transmite mucha información a través de la comunicación no verbal. Lo que subcomunico con una aproximación de este tipo es:

Soy un hombre y me siento orgulloso de serlo. Me siento orgulloso de mis necesidades y deseos y los expreso ahora mismo sin filtros, diciéndote directamente y desde el principio qué efecto provocas en mi. No me importa si me rechazas, no me importa lo que sucederá, en este momento lo único que cuenta es expresar libremente lo que siento.”

Eres. Verdaderamente. Guapísima. El resto no cuenta.”

Esto es lo que se subcomunica. Si has prestado atención notarás que existen conceptos de los cuales ya he hablado en otros artículos: sentirse orgullosos de nuestros deseos y necesidades, vivir el presente, etc.

Ahora imagina que eres una mujer guapa. Tienes admiradores, siempre los has tenido, quizás hasta te divierten pero al final todos son iguales, te hacen cumplidos, te dan atención, pero solo para mendigar tu aprobación, en realidad no se sienten a tu altura.

Estás dando una vuelta por el centro, sumergida en tus pensamientos, cuando de pronto en tu campo visual entra un hombre. Su forma de caminar ya demuestra seguridad y apertura hacia el mundo. Se detiene, te mira como hechizado y en un segundo da los dos pasos que os separan, siempre manteniendo fija la mirada.

Pausa.

“Eres. Verdaderamente. Guapísima.

Lo miras y comprendes que ha dicho la primera cosa que le ha pasado por la mente. Es sincero al 100% y jodidamente genuino. No tiene el más mínimo temor a decir lo que piensa.

En ese momento todo lo demás a tu alrededor se detiene, desaparece. Solo existís él y tú.

Tu mente se ve asaltada por una serie de pensamientos veloces e indescifrables, una conjugación entre “Guau” , “¡¿Quién es este?!” y “¡Qué seguridad!”.

En ese punto un pensamiento se abre camino entre los demás: “Quiero conocerlo”.

Clic. La curiosidad se ha desencadenado. Y la atracción despega.

Para comprender cómo practicar todo esto te aconsejo leer Atracción Inmediata.

Marco

P.S. Algunas veces desearía ser una mujer para experimentar ciertas emociones

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