Buenos genes y selección sexual: ¿cómo funciona esta dinámica?

¿Cuáles son los principales factores que hacen que una mujer elija a un hombre?

Una mujer prefiere a un hombre que pueda protegerla, tanto a ella como a su prole, que le ofrezca un buen ejemplo a los hijos y que les dé buenos genes.

Pero… ¡hay un problema!

Si un hombre pasa de ser un fracasado a tener éxito con las mujeres, ¡sus genes no mejorarán!

Los genes de una persona no cambian, al menos eso es lo que dice la ciencia clásica, poniendo aparte algunos estudios recientes cuyas teorías no son aceptadas por todos.

Entonces, ¿cómo funciona esta dinámica?

Por una parte, un hombre así tiene éxito porque le ofrece a la mujer y a su prole una vida mejor.

Por otra parte, una hipótesis aún más fascinante intenta darle otra explicación a esta cuestión.

Para comprenderla será mejor que veamos el asunto desde otra perspectiva.

¿Alguna vez te has preguntado por qué a los hombres les gustan los senos grandes, la cintura estrecha y las caderas anchas (el famoso 90-60-90)?

El sentido común podría decirnos que un seno grande permite generar más leche y alimentar mejor a los hijos y que las caderas anchas permiten dar a luz con más facilidad, sobre todo en una especie como la humana donde a menudo existen complicaciones en el parto.

¡Pero no es así!

Un seno más grande no produce más leche y unas caderas más anchas no significan necesariamente que la estructura ósea sea más amplia.

¿Entonces?

Habrás notado que en las mujeres jóvenes la grasa se acumula en dos puntos en particular: en los senos y en las caderas.

Todo aquel que tenga una amiga que haya perdido o ganado peso en poco tiempo lo habrá notado puesto que el cambio en los senos se percibe inmediatamente.

Esto es algo que no le ocurre a los niños, a los hombres o a los ancianos, solo a las mujeres jóvenes la grasa se les acumula en estos puntos.

Por tanto, según esta hipótesis, esta sería una herramienta que la naturaleza le dio a las mujeres para simular la posibilidad de producir mucha leche y dar a luz sin complicaciones.

Pero se habla de una simulación, no de la realidad.

Lo mismo vale para el discurso de los genes.

Un hombre seguro de sí podría fingir que tiene buenos genes cuando en realidad no es así.

Cierto, no se nace siendo seguros de sí pero quizás la parte del cerebro femenino sí toma en cuenta esta característica para elegir a su pareja, o al menos esta hipótesis piensa que es así.

Marco

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