Cuando la ofensa de una mujer se convierte en un gran regalo

Los sucesos que ocurren no tienen un significado en sí mismos, somos nosotros quienes les atribuimos un significado.

En dependencia del significado que le damos, un suceso nos puede traer cosas positivas o negativas.

Por ejemplo, hace poco a Max lo ofendió una chica a la que se sentía particularmente ligado, él lo escribió en un comentario:

[…] me dijo mirándome a los ojos “¿Pero qué clase de hombre eres”?

La primera reacción de Max fue espontánea: se molestó mucho.

Pero lo que nos interesa a nosotros fue lo que pasó después: de hecho, Max comprendió algo.

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¿Qué?

Comprendió que con ella se había comportado como un “chico bueno”, suprimiendo así toda su energía masculina. Y, sinceramente, debe haberlo hecho durante bastante tiempo ya que antes de que una mujer diga algo así, tiene que haber soportado mucho.

Esto supuso un shock para él, poner en tela de juicio su virilidad es un hecho desagradable para la mayoría de los hombres, sobre todo para quienes están construyendo su “hombría” día tras día.

La primera reacción fue la de darle un significado completamente negativo a este suceso pero habría sido muy grave si este significado no hubiese cambiado una vez que la ira se desvaneció.

De hecho, Max habría podido pasar olímpicamente de este suceso, pensar que “eran problemas de ella” y así habría levantado un muro que obstaculizaba su propio cambio.

Al contrario, ha decidido convertir un hecho aparentemente negativo en algo útil.

Decidió convertir un insulto, una ofensa, en algo positivo: un regalo que ella, inconscientemente, le hizo.

Sí, porque existen cosas que adquieren un gran valor cuando un hombre decide tomar las riendas de su vida en materia de mujeres.

Estas cosas tan preciadas son lo que se conoce como feedback; es decir, “la retroalimentación” que recibimos después de nuestras acciones.

De hecho, nosotros recibimos continuamente diferentes retroalimentaciones pero algunas, sobre todo las que llegan en el momento justo y son muy sinceras y fuertes, nor permiten comprender concpetos importantes que nos hacen cambiar radicalmente nuestra manera de comportarnos.

Piénsalo: si Max no hubiese recibido esta retroalimentación, ¿qué habría pasado?

Habría seguido comportándose como lo hacía antes, poniendo en peligro su relación con esta chica.

Pero además, y quizás se trata de algo aún más grave, habría puesto en riesgo su relación con el resto de las mujeres, su relación con el mundo y la vida.

Al contrario, ahora sabe dónde se equivocó. Por eso espero que en lo más profundo de sí le dé un “gracias” sincero a esta mujer. Sin quererlo, ella le ha hecho un regalo que cambiará su vida.

Marco
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