“Si escucho olvido, si veo recuerdo, si hago comprendo” – Confucio

Vivimos en la sociedad de la información, cada día noticias de toda índole nos bombardean.

Es algo maravilloso, algo que hace algunas décadas, antes de la revolución que supuso Internet, era impensable.

No obstante, a despecho de todas las ventajas que nos ha reportado tener acceso a la información, también existen desventajas, o mejor dicho, peligros. Somos nosotros quienes debemos resguardarnos de estos peligros y tomar solo lo mejor de las nuevas tecnologías.

Uno de estos peligros es vernos invadidos por tanta información que nos embarga una sensación de apatía debida simplemente a tener que recibir tantos datos.

En otras palabras, recibir información nos gusta pero podemos sufrir una borrachera de información nos haga olvidar que ciertas cosas no solo se deben leer sino que también se deben aplicar.

Tomemos la idea de Confucio que he citado en el título para explicar mejor este concepto y veamos con un ejemplo cómo una persona puede leer este sitio y atravesar 3 fases diversas, obteniendo resultados completamente diferentes.

Tomemos a un hombre que llega a este sitio por primera vez y lee el concepto de “No mendigar la atención de una mujer”.

La primera parte del refrán es: “Si escucho olvido”, similar al “Si leo olvido”.

Por tanto, si este hombre solamente lee el concepto de no mendigar atención, probablemente se le olvidará.

La segunda parte: “Si veo recuerdo “.

Este hombre, en vez de limitarse a leer, se pone a observar sus interacciones con las mujeres y reflexiona sobre sus experiencias pasadas.

Al hacer una comparación entre lo que lee y lo que sucede en el mundo a su alrededor logra una nueva lectura de las cosas y seguramente recordará el concepto.

La tercera parte es: “Si hago comprendo”.

Todo esto no es un simple acto para motivarte a que lleves las cosas a la práctica, es algo aún más profundo.

 

Mucho más profundo porque le atribuye a la práctica un objetivo preciso: alcanzar un nivel superior de conocimiento.

No se trata de pensar que algo sea justo, se trata de experimentar que una cosa es justa. La diferencia entre ambas cosas es abismal.

En este último estadio el conocimiento se interioriza: pasa a formar parte de ti, de tus vivencias. Deja de ser un concepto abstracto para convertirse en una realidad que has vivido en carne propia.

¿Por qué os digo todo esto?

Para recordaros que cada cosa que leamos y que se pueda aplicar en el mundo real, se debería aplicar si queremos conocer profundamente algo.

Si no lo hacemos, caeríamos en el intelectualismo sin meta, hablar y discutir de las cosas, por muy interesante que sea, no es el objetivo de este blog y de seguro no es la mejor manera para mejorar tu vida en materia de mujeres o en otro campo cualquiera.

Por esta razón, puedo explicar ciertas cosas solo a quienes ya las han experimentado, a los que ya os habéis puesto manos a la obra.

Solo las personas que han vivido en carne propia ciertas situaciones pueden comprender algunas explicaciones, técnicas o conceptos. Los demás podéis leer pero os resultará difícil comprender.

Por tanto: la práctica ofrece un nivel superior de comprensión. Antes de juzgar las cosas, prúebalas, tu mundo se abrirá.

 

Marco

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