El arte de la seducción y la comunicación: cambiar siempre pero seguir siendo nosotros mismos

Aprender el arte de la seducción y la comunicación significa cambiar siempre pero seguir siendo nosotros mismos.

Imagínate a un hombre que seduce a una mujer por primera vez y, por primera vez, tiene éxito. Comprenderá que para seducir es necesario hacer ciertas cosas.

Algunas semanas más tarde encuentra a otra mujer que le gusta e intenta ligar de nuevo. Ella opone cierta resistencia pero él cree que sabe muy bien cómo se seduce (con los mismos comportamientos con los cuales tuvo éxito la primera vez). ¡Está convencido de ello!

Ella no entra en su juego y se evidencia una fisura a nivel de comunicación: no solo no hay seducción sino que ni siquiera hay feeling.

“¡¿Pero cómo?! ¡¿La primera vez funcionó?! ¡¿Por qué no funcionó la segunda?!”

Te pregunto: ¿dónde se equivoca?

Él está reproduciendo una forma de actuar, un modo de comportarse, que cree que funciona y lo está proponiendo de una manera rígida porque piensa que todas las mujeres son iguales y cree que lo que funcionó con una, funcionará con todas.

¿Cómo resolver esto? ¿Cómo aprender la seducción de manera eficaz con mujeres que son muy pero que muy diferentes entre sí?

Sígueme en este largo artículo y te lo explicaré.

El arte de la seducción

El arte de la seducción es algo que, queriéndolo o no, atraviesa todas las esferas de nuestra vida.

La seducción, en su significado más general, significa “Atraer la persona hacia sí”, por tanto se refiere a todos, no solo a las mujeres.

Lo siento, sin importar quién seas, ya estás dentro del juego de la seducción, en el juego de la comunicación y de las relaciones sociales.

No puedes no jugar, no puedes decir “¡Casita!”, “¡Bandera blanca!” o cualquier otra cosa que dijeses cuando eras pequeño y jugabas con tus amiguetes.

Ni siquiera puedes decir “Me he aburrido, no juego más”, porque incluso en el momento en que pienses que no vas a jugar y te comportas como un antisocial, ya estás comunicando algo. ¡Tu comportamiento dice un montón de cosas!

Porque, como decía el gran psicólogo Paul Watzlawick:

¡No se puede no comunicar!

En otras palabras:

Cualquier interacción humana es una forma de comunicación. Cualquier actitud que asuma un individuo, se convierte inmediatamente en algo que le transmite un significado a los demás.

En tres palabras: no puedes escapar.

¿Entonces qué puedes hacer?

Puedes aprender a jugar bien, a jugar como un verdadero maestro.

Cuando comienzas a aprender el arte de la seducción

Cuando un hombre, quizás leyendo algún ebook de seducción, comienza a aprender esta fantástica arte y empieza a mejorar, sigue a pies juntillas una serie de reglas: “No te jorobes, no mendigues, sé decidido, etc.”

Estas son las reglas fundamentales y funcionan muy bien al inicio tal y como son, sin ninguna variación.

Al inicio no te puedo explicar 10.000 cosas, sería como aprender a conducir y explicarte desde el principio cómo hacerlo cuando hay nieve o cómo entrarle a las curvas para correr en la pista. Todavía debes aprender a cambiar la marcha, sería un suicidio formativo intentar que aprendieses estas cosas.

Pero… después de un tiempo siguiendo estas reglas, sucede algo casi mágico… lo que has aprendido comienza a automatizarse, las técnicas de seducción se convierten en algo instintivo, el arte de la seducción empiezan a formar parte de ti, la conviertes en algo natural y sucede algo aún más sorprendente: comienzas a adaptar las técnicas, las adaptas y las adaptas.

Obviamente, no hay nada de mágico en ello, aunque lo parezca. Gracias a las infinitas capacidades de nuestra mente inconsciente, podemos aprender y hacer que miles y miles de comportamientos se vuelvan naturales.

Pero de este tema ya hemos hablado, ahora nos centraremos en adaptarse a las diferentes situaciones.

Adaptarse, cambiar, ser fluido

Lo que sucede es que comienzas, instintivamente, a tener una forma de seducir menos rígida y prestablecida, empiezas a adaptar tu comportamiento a cada mujer que seduces.

A menudo esto es exactamente lo que sucede pero para algunos este proceso es más complicado y por eso es útil dejarlo claro: es fundamental que te adaptes a la mujer que tienes delante, aunque estoy seguro de que ya lo haces, al menos un poco.

¿Cómo es posible?

Es muy probable porque nosotros cambiamos de manera natural nuestra comunicación en base a la persona que tenemos delante.

Por ejemplo, piensa en cuánto cambia la forma en que te comunicas con estas personas:

  • tu mejor amigo
  • un conocido de tu misma edad
  • una persona que tiene algunos años más que tú
  • una persona anciana
  • un niño pequeño
  • tu jefe
  • tu empleado
  • tu profesor
  • una persona al teléfono, en facebook o en un sitio de citas (sí, ¡también el medio cuenta muchísimo!)
  • etc.

En serio, tómate un segundo para reflexionar sobre la manera en que te comunicas con personas diferentes, es asombroso darse cuenta de cómo cada uno de nosotros cambia y se adapta a la persona que tiene delante.

Al mismo tiempo, se puede cambiar y adaptarse de maneras diversas:

  • Por una parte, hay personas que cambian y se adaptan demasiado, se podría decir que se convierten en el felpudo de su interlocutor.
  • Por otra parte, hay personas rígidas que no se adaptan para nada.

¿Quién tiene razón? ¿Quién se equivoca? ¿Quién se comporta de manera adecuada y quién no?

Ninguno de los dos, ambos tipos de comportamiento son erróneos.

Quien más y quien menos porque la virtud está en el punto medio.

Por una parte, cambiar es útil y necesario, es importante adaptarse a la persona que tenemos delante y, repito, seguro que ya lo haces de manera instintiva.

Por otra parte, cambiar es útil pero solo hasta cierto punto porque cambiar demasiado significa ir en contra de nuestros valores, significa prostituirse a nivel comunicativo.

Por eso, la regla en estos casos es:

Cambiar siempre pero seguir siendo nosotros mismos.

¿Qué significa?

“Cambiar siempre” quiere decir no ser rígidos, adaptarse al interlocutor pero también al momento, al ambiente, etc.

“Seguir siendo nosotros mismos” significa poner a resguardo nuestros valores, tener un núcleo sólido que no cambia con facilidad, que no se comporta como un felpudo, que no se “prostituye”.

Esta es una de las razones por la cual la seducción es un arte y no una ciencia, porque es algo personal que no solo se adapta al que seduce sino también al que es seducido.

¿Por qué este discurso es peligroso?

Si tomas a un hombre promedio que se comporta como un felpudo y le sueltas este discurso, ¿qué crees que entenderá?

Comprenderá que es necesario adaptarse más a las mujeres, que en su caso significa comportarse aún más como un felpudo.

Por eso, si estás al inicio de tu camino seductivo, lee este artículo pero después concéntrate en las bases, en las reglas fundamentales de la seducción.

Al contrario, si ya has avanzado bastante, reflexiona sobre los conceptos que estoy explicando y piensa en cómo puedes adaptarte a tu interlocutor.

Cada mujer es diferente

Chicos, cada mujer es diferente, tu comportamiento con una no debería ser el mismo que con otras.

Ojo, ojo, ojo porque este ha sido uno de mis mayores errores. Cuando comprendí lo que funcionaba, quería reproponérselo a todas, como un copia-pega: ¡un error garrafal!

En la vida todo muta, ¡¿por qué no debería cambiar el comportamiento con las mujeres?!

En este punto alguien estará pensando: “Entonces Marco, ¿por qué no creas un esquema? ¿Por qué no dices cómo comportarse con los diferentes tipos de mujeres?”.

Respondo inmediatamente: porque esto sería otra forma de generalizar. Crear tipos de mujeres es algo que despista y no resulta muy útil.

Obviamente, de vez en cuando se puede hacer pero considero que crear esquemas rígidos sobre los “diferentes tipos de mujeres” puede ser muy peligroso.

Dado que ya sabes cómo adaptar tu comunicación a las personas, ¡¿por qué no hacerlo instintivamente también con las mujeres?!

Repito: cada persona ya tiene esta capacidad, ¿por qué no aprovecharla?

¿Qué puedes hacer en la práctica?

Simple: focalízate menos en lo que debes hacer y concéntrate más en ella, de esta forma tu instinto te dirá lo que tienes que hacer.

Cierto, es obvio que mientras más practiques, mientras más mujeres conozcas, más se afinará esta capacidad.

Y mientras más se afine, más fluido serás y mejor manejarás la seducción, todo de forma intuitiva, sin siquiera darte cuenta.

Pero no estoy hablando exclusivamente de la seducción hombre-mujer sino también de la “seducción” en el sentido más amplio, por tanto, de la comunicación en general, con todos.

Más allá de la seducción: la comunicación eficaz

En la comunicación en general, la regla es la misma:

Cambiar siempre pero seguir siendo nosotros mismos

Atención porque en la seducción la rigidez y el no adaptarse te hará fracasar al intentar conquistar a una mujer. En la comunicación la rigidez crea incomprensión pero, sobre todo, genera una serie de emociones negativas en las otras personas, como el hastío, la decepción, la ira, los celos y otro montón de cosas más.

¿No me crees? ¿Quieres un ejemplo?

  • Te puedo dar cientos de ellos:
  • El amigo que bromea demasiado y ofende a los demás
  • El amigo que, acostumbrado a tener una actitud demasiado seria en el trabajo y cuando sale permanece estirado. Ese a quien te dan ganas de decirle “¡Échate una risa!”
  • El manager, el jefe que siempre tiene una comunicación dura hacia sus empleados, incluso si alguno necesita un acercamiento más suave.
  • Los padres que se comportan como amigos, demasiado amigos, y después se lamentan de que sus hijos no les respetan o, al contrario, quienes son autoritarios y se lamenten de que sus hijos no confían en ellos y no les cuentan sus cosas.
  • El profesor que le habla a sus amigos de la misma manera en que se dirige a sus estudiantes, como mismo le habla al taxista y al viejecito por la calle.
  • Las personas que siempre usan un lenguaje solemne, que hablan de forma complicada esperando y pretendiendo que los señores con los cuales mantiene una conversación ocasional puedan entender su lenguaje.

¿Quieres que continúe?

Creo que he hecho llegar el mensaje, lo repito por última vez, prometido : cambiar siempre pero seguir siendo nosotros mismos es la clave del arte de la seducción y la comunicación.

Marco

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