La belleza en la seducción: ¿qué es verdaderamente?

¿Qué es verdaderamente la belleza en la seducción? ¿Cuán importante es? Veamos en qué nos diferenciamos del universo femenino y qué valor le otorgamos al aspecto físico.

La creencia más arraigada en el imaginario colectivo es que para un hombre la belleza de una mujer es importantísima. Se piensa que esta característica por sí sola es más que suficiente para lograr que surja la atracción necesaria que dé lugar “al emparejamiento”.

Esto se debe a que en tiempos más remotos nuestra tarea siempre fue la de difundir el semen, sin preocuparnos por todo lo demás.

No obstante, sabemos que una mujer, ya desde la prehistoria, buscaba en un hombre determinadas características. Estas cualidades eran necesarias para garantizar la seguridad y la protección de la mujer y su prole. Es un tema que Marco ya había explicado magistralmente al dividir las necesidades de una mujer en primarias y secundarias.

Las necesidades primarias se refieren al ámbito de la reproducción, o sea, a la capacidad de mantener a la mujer y a su prole así como a la capacidad para defender y darle seguridad a la familia.

Las necesidades secundarias son personales, lo cual nos indica que son diferentes para cada mujer y, además, que cambian a lo largo del tiempo.

Por tanto, podemos entender que existe una gran diferencia entre los hombres y las mujeres porque para nosotros la belleza a veces es más importante que otras características mientras que para las féminas no lo es todo.

La belleza, sobre todo en el pasado, no era una característica necesaria. Sin embargo, con el desarrollo de una sociedad en la cual tener un buen aspecto se ha convertido en un detalle cada vez más importante en todos los ámbitos de la vida, el aspecto físico y la belleza cuentan siempre más.

Considero que tener un aspecto físico saludable así como un cuerpo bien cuidado y atlético son características que nos dan, al menos al inicio, una ventaja importante sobre las demás personas.

Sin embargo, esta ventaja no se debe únicamente al buen aspecto físico sino más bien al mecanismo que descansa en su base y que se va formando desde la infancia haciendo que una persona desarrolle determinadas características. Se trata de un mecanismo que deja una impronta en el carácter y en la forma de comportarse con una mujer.

Por ejemplo, si un hombre sienpre ha tenido éxito con las mujeres, adaptará inconscientemente el lenguaje corporal, paraverbal y verbal del que siempre ha tenido éxito en la seducción y así desarrollará una serie de cualidades que él ni siquiera conoce cabalmente pero que lo hacen sentir seguro de sí.

Al contrario, a un chico “normal”, que ha crecido de forma diferente y que tiene un aspecto anónimo, le será más difícil tener éxito en la seducción, incluso si ya es simpático y extrovertido. Todo se debe a que le falta la virilidad y la energía masculina, dos cualidades que le permitirían dar el salto de calidad.

Deberá esforzarse el triple, si no el cuádruple, respecto al otro. Además, también tendrá que empeñarse mucho para alcanzar los mismos resultados que el otro hombre logrará con un esfuerzo mínimo.

Cuidado: con esto no quiero decir que el chico “guapo” siempre liga con éxito sin que tenga que mover ni un dedo y que el chico “normal” no lo logrará. ¡Para nada!

De hecho, hay muchísimos testimonios, la historia está llena de ejemplos en los cuales el chico “guapo” es eclipsado en la seducción por uno normal, “normal” en su aspecto y en su forma de ligar. Por tanto, no quisiera transmitiros un mensaje erróneo.

Lo que quiero decir es que tener buenas características “naturales” de seguro te ayudará en la seducción, pero no son las características en sí sino las transformaciones que estas reportan a lo largo del tiempo en una persona que está acostumbrada a gustar y que, inconscientemente, desarrollará el lenguaje corporal, verbal y paraverbal de un vencedor.

Los chicos “normales”, aproximadamente el 80% de la población masculina mundial, son menos seguros de sí, tanto desde el punto de vista estético como de carácter. Eso no significa que hayan perdido la batalla mucho antes de comenzar pero sí que tendrán que esforzarse un poco más, desarrollar determinadas cualidades y convertirse en personas interesantes para el universo femenino.

Y, en caso de que sea necesario puntualizarlo, esto se traduce en esfuerzo y determinación, porque en cualquier actividad que vayas a emprender en la vida es necesario esforzarse para obtener buenos resultados.

La belleza en la seducción: ¿qué hacer para mejorar?

¿Qué hacer para mejorar?

Quienes están en el punto medio, en la zona de los chicos normales que no son ni guapos ni feos, o sea, la gran mayoría de la población masculina, para sobresalir deberá “crearse un mundo estupendo”. Como dice Marco, un mundo donde las mujeres y las otras personas desearían vivir. Por tanto, debería:

Convertirse en una persona mejor, tanto en el ámbito físico como en el moral, y no tanto para agradarle a los demás sino por sí mismo

  • Esforzarse por salir de su zona de confort cada vez que se le presente la ocasión
  • Cultivar mil pasiones y mil y uno intereses
  • Ser una persona positiva, extrovertida, simpática y brillante (en este sitio hallarás muchísimos artículos y productos a tu disposición para mejorar en cada uno de estos aspectos)
  • Convertirte en un verdadero hombre, es una culminación lógica del desarrollo personal

Como dice Marco en este artículo:

Toma a un chico con un lenguaje corporal de clausura, con las manos en los bolsillos y los hombros curvados y haz que camine delante de una chica. Después toma al mismo chico pero con un lenguaje corporal abierto, desenvuelto y relajado, con la espalda recta y las manos a lo largo del cuerpo y haz que camine frente a la misma chica. Gracias a su mejor lenguaje corporal y a su actitud desenvuelta y segura de sí, resultará mucho más atractivo ante los ojos de una mujer, ¡incluso si sigue siendo la misma persona!

Esto se debe a que usa un lenguaje corporal diferente por lo que resultará más guapo y atractivo ante los ojos de una mujer, que no lo distingue por su belleza física sino por su manera de comportarse de forma desenvuelta y segura, características que van más allá de la belleza.

Esta es la verdadera belleza en la seducción.

¡Mejorad, mejoremos!

El Conde

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